¿Cómo cambiará el Covid-19 la arquitectura del futuro?

La crisis sanitaria originada a raíz del Covid-19 se está dejando ver en los diferentes sectores de la economía, entre ellos, la arquitectura. El periodo de confinamiento y las diferentes medidas de desescalada están poniendo de manifiesto deficiencias y necesidades de nuestras viviendas, edificios y ciudades, que tendrán que ser revisadas por los estudios de arquitectura.

A través de una serie de entrevistas realizadas por el diario ABC, once arquitectos españoles analizan la situación que está viviendo el sector de la arquitectura y estudian de qué manera el paso de esta pandemia cambiará las viviendas, edificios y ciudades del futuro.

Emilio Tuñón, del estudio Tuñón Arquitectos, considera que aunque la construcción ha parado solo unos días, durante la pandemia se han ralentizado los procesos constructivos, lo que ha supuesto grandes pérdidas. En cuanto al futuro de la arquitectura, Tuñón considera que la mayoría de las ciudades y arquitecturas serán “insensibles” al paso del coronavirus, ya que los cambios en la arquitectura son lentos. Augura que, debido al teletrabajo, se destinará una menor superficie a oficinas, en beneficio de las viviendas de lujo. A nivel general, Tuñón considera que la brecha de clases será mayor y más agresiva.

 

Juan Pablo Rodríguez Frade, del Estudio de Arquitectura Frade Arquitectos, S.L., lamenta el bloqueo sufrido debido a la paralización temporal de las obras. En lo que se refiere al futuro de la arquitectura, Rodríguez Frade prevé que, además de las medidas de seguridad de acceso a los edificios, se llevarán a cabo acciones de adecuación en los espacios de uso público: colegios, espacios deportivos o de ocio. En cuanto a los exteriores, el arquitecto apuesta por redimensionar aceras, parques y prevé un desarrollo de ciudades “más amables”, con espacios públicos más anchos y espaciosos, y viviendas con más terrazas.

Más zonas verdes y espacios públicos más anchos, entre las propuestas más señaladas por los arquitectos. Fuente: Nerea Martí. Unsplash.

Más zonas verdes y espacios públicos más anchos, entre las propuestas más señaladas por los arquitectos. Fuente: Nerea Martí. Unsplash.

Por su parte, Carlos Rubio Carvajal, de la firma Rubio Arquitectura, asegura que sí habrá una “sociedad poscoronavirus” y, por tanto, una “arquitectura poscoronavirus”, en la que se replantearán diseños e introducirán espacios para nuevas funciones. Asimismo, considera que las certificaciones existentes o el Código Técnico de la Edificación (CTE) se tendrán que adaptar a nuevas exigencias en materia sanitaria. Asimismo, prevé cambios en las viviendas, con la aparición de nuevos espacios o donde se dará una mayor importancia a las terrazas; en los edificios públicos, donde se reforzarán las medidas higiénicas y que eviten el contacto físico, y en las ciudades, que contarán con más espacio público y menos vehículos particulares estacionados, dedicándose las calles a la circulación.

«La calidad del espacio urbano contribuirá a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos»

Fuensanta Nieto y Enrique Sobejano, del estudio Nieto Sobejano Arquitectos, coinciden con el sentir general de que la pandemia y el confinamiento conllevarán cambios. En su opinión, se han puesto de manifiesto problemas arquitectónicos sobre los límites entre el espacio privado y el público. En el ámbito de la vivienda, destacan que el confinamiento ha hecho que la gente sea consciente de la importancia de la calidad del espacio que habitamos, y consideran que se prestará una mayor atención a nuevos aspectos como la luz y la ventilación natural o la flexibilidad del espacio. En la ciudad, los arquitectos creen que se ampliarán los espacios de uso público, se limitará la circulación de vehículos a motor o se aumentarán las áreas verdes. En su opinión, la calidad del espacio urbano contribuirá a limitar futuras crisis sanitarias y a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.

Para Luis Vidal (Luis Vidal + Arquitectos), la clave para afrontar esta situación será la flexibilidad de los diseños para equilibrar la libertad y la seguridad de las personas. En este sentido, Vidal apuesta por la inteligencia artificial o el uso de materiales donde los virus no resistan. Asimismo, considera que para evitar grandes afluencias, se llevarán a cabo reducciones de aforos y controles de accesos. En materia de vivienda, Vidal cree que se primarán la luz natural, la ventilación natural cruzada, y los espacios más flexibles, adaptados a las necesidades de cada momento.

Varios arquitectos coinciden en destacar la importancia que tendrán las terrazas en las viviendas tras el paso del coronavirus.

Varios arquitectos coinciden en destacar la importancia que tendrán las terrazas en las viviendas tras el paso del coronavirus. Fuente. Alek Aleksanian. Unsplash.

Juan Herreros (estudioHerreros) apuesta por la colaboración entre los más veteranos y los jóvenes en el mundo de la arquitectura. Herreros considera que las ciudades del futuro contarán con más naturaleza, se dará más importancia al plano del suelo y se buscará reducir la contaminación. Asimismo, considera que los edificios deberán ofrecer una flexibilidad que les permita cambiar de uso y contar con espacios de uso colectivo. En la vivienda, Herreros cree que se valorará contar con una terraza abierta, así como espacios de trabajo y de intimidad.

Por su parte, Antonio Ortiz (Cruz y Ortiz Arquitectos) cree que las oficinas dejarán de ser espacios muy unitarios y flexibles. También considera que cambiarán ciertos aspectos del diseño de hospitales. Sin embargo, no cree que haya que esperar un cambio radical del paradigma, ya que cree que la tendencia a la concentración de la población en las ciudades no va a cambiar.

Por último, para Ramon Vilalta, Carme Pigem y Rafael Aranda (RCR Arquitectes), el paso de la pandemia servirá para que la arquitectura busque equilibrar la balanza entre los espacios públicos y privados. Además, consideran que el confinamiento ha posicionado a la arquitectura del hogar como servicio esencial, ya que ha puesto de manifiesto cómo “los espacios en los que vivimos nos afectan en todos los sentidos”. Sin embargo consideran que, debido a los tiempos que maneja la arquitectura, la crisis afectará más al sector dentro de un año que hoy, por lo que habrá que prepararse y prever.

Fuente: Diario ABC.

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Llega la ‘neuroarquitectura’: la creación de nuevos espacios, al servicio de la felicidad y la motivación de las personas

La ciencia de la salud y de las emociones ha llegado a la arquitectura. Tal vez salud y arquitectura se han mantenido unidas desde siempre. ¿Puede un edificio hacernos más creativos, más productivos o más felices? No solo eso, la neurociencia se ha puesto las pilas en la investigación de la construcción y, a través de la neuroarquitectura o arquitectura emocional, nos explica cómo los espacios cerrados (donde pasamos más del 90% de nuestras vidas) juegan un papel vital en nuestra forma de ser.

La arquitectura emocional es una disciplina emergente que defiende que el entorno arquitectónico en el que nos movemos puede influir en nuestras emociones y procesos cerebrales. Es decir, que estudia cómo los edificios afectan a nuestro cerebro y a nuestro estado de ánimo.

Esta disciplina nace en 1998 de manos de los neurocientíficos Fred H. Cage y Peter Eriksson, defensores de la idea de que un entorno estimulantemente rico es capaz de generar nuevas neuronas. Según avanzaron sus investigaciones, los expertos llegaron a la conclusión de que los espacios provocan sensaciones, positivas o negativas, influyendo en determinados procesos cerebrales, como el estrés, la emoción o la memoria.

¿Puede un edificio hacernos más creativos, más productivos o más felices?

¿Puede un edificio hacernos más creativos, más productivos o más felices? Fuente: DoWe.

A raíz de estos estudios, nació la idea de que si los diseños arquitectónicos incorporan principios neurológicos, seguramente potenciarán la creatividad y el confort de quienes ocupen esos edificios. Sin ir más lejos, distintas investigaciones han demostrado que el entorno cambia la conducta de las personas y modifica el cerebro.

Las primeras aplicaciones de la neuroarquitectura se han dejado ver en el ámbito laboral, a través de los estudios en escuelas y oficinas de países de nuestro entorno. Como ejemplo, encontramos los experimentos de la profesora Joan Meyers-Levy apuntaron, a principios de los 2000, que los techos altos favorecen los pensamientos abstractos y creativos, mientras que los techos bajos ayudan a la concentración en detalles específicos.

En lo que respecta a la iluminación, un estudio demostró que las oficinas con vistas al exterior e iluminadas de forma adecuada o directamente con luz natural inciden positivamente en el bienestar físico y emocional de los trabajadores, que mejoran su productividad un 20% y su satisfacción un 26%. Una iluminación artificial deficiente propicia, en muchos casos, que el cerebro se esfuerce más en la realización de tareas, lo que influye negativamente en la productividad y rendimiento de las personas.

Esta nueva tendencia de construcción ya se está dejando ver en nuestro país. Destaca, en el ámbito laboral, el Edificio Cuzco IV, en el Paseo de la Castellana de Madrid. Un edificio construido bajo parámetros neuroarquitectónicos, no sólo en materia de luminosidad o gestión de espacios, sino también en lo que respecta a la temperatura, ventilación o decoración. Los edificios piensan y son capaces de leer las necesidades de los usuarios y de generar nuevas sensaciones.

Este impulso de la arquitectura emocional tiene su reflejo también en el desarrollo de iniciativas encaminadas a su implantación en empresas españolas. DoWe, por ejemplo, es una compañía especializada en la creación de espacios inspiradores y funcionales, todo ello para alcanzar unos objetivos palpables, como es el incremento de la productividad de los equipos. Entre sus casos de éxito, se encuentran marcas de todos los ámbitos, como Pharma Mar, SpotAHome, Deliveroo o Seat. ¿La clave? La elaboración de un proyecto a medida para el cliente, y una alta implicación de las empresas. Una de sus cofundadoras, Silvia Rivela, lo tiene claro: el secreto es conocer la empresa y elaborar un proyecto que se adapte a los procesos y emociones de los trabajadores, lo que ella llama «transformative design«.

Terraza de las oficinas de Citibox en Madrid, proyecto de DoWe. Fuente: DoWe

Terraza de las oficinas de Citibox en Madrid, proyecto de DoWe. Fuente: DoWe

En este sentido, la arquitectura emocional rompe con los principios del diseño tradicional: no se basa en inventar el espacio, sino en crearlo a partir de necesidades existentes. Esa fue la premisa con la que la consultora Gensler, una de las más importantes en el campo de la neuroarquitectura (con más de 50 años de experiencia) obtuvo uno de sus mayores logros: las nuevas oficinas de Etsy en Brooklyn. Con 20.000 metros cuadrados, el edificio ideado por Gensler ofrece un espacio adaptado al espíritu de la compañía y a las necesidades de los empleados de esta empresa de artículos artesanales. Al fin y al cabo, ese es el objetivo de la neuroarquitectura. «Cocrear el espacio a partir de una íntima colaboración con el cliente en los procesos», esa es la clave, según señala Rivela.

Esta misma filosofía reside en el núcleo del concepto «Blue Architecture«. A través de este término, creado por el estudio de arquitectura español de Fenwick Iribarren, el proyecto se enfoca en el dónde y para quién es diseñado el proyecto, promoviendo el bienestar de los usuarios a través del correcto diseño de la arquitectura. Asimismo, con esta idea se trata de crear una conciencia humana del espacio: se «racionaliza» la gestión de los espacios en las construcciones, «diseñando de acuerdo a la escala humana, creando ambientes y recorridos agradables».

En el mercado de la vivienda, España empieza a abrirse paso en el amplio mercado de casas felices y saludables. En Monforte del Cid (Alicante) se espera construir un complejo de 1.400 viviendas centrado en la salud, la calidad de vida y el bienestar de las personas. Para ello, un equipo de cientos de personas de todo el mundo (entre las que encontramos médicos, científicos o sociólogos), se esfuerza por crear un proyecto científico de arquitectura que tenga en cuenta la felicidad de sus residentes. Una obra que imita las condiciones de vida de las blue zones de todo el mundo, rincones del globo donde la gente vive más y es más feliz. En este proyecto tendrán un peso importante el fomento de las relaciones sociales o de la actividad física.

Oficinas de Citibox en Madrid. Fuente: DoWe

Oficinas de Citibox en Madrid. Fuente: DoWe

Otro proyecto en marcha en materia de neuroarquitectura es Espai Natura, una promoción de 16 viviendas de 140 metros cuadrados, ubicada en Sant Cugat del Vallès (Barcelona), construida bajo unos parámetros basados en la optimización de los niveles térmicos, bioeléctricos y lumínicos, en la mejora de la calidad del agua y el aire, así como en la minimización del impacto de los campos eléctricos y magnéticos.

La neuroarquitectura no se reduce a los elementos superficiales de un inmueble. Es una nueva concepción de la edificación, desde los primeros niveles de actuación en la obra, que afectan a la totalidad del proyecto. En este sentido, la arquitectura emocional se apoya en gran medida en la «metodología Lean», donde la gestión de procesos y personas se realiza de forma más ordenada y sostenible, de manera que todas las fases del proceso constructivo se integran y se convierten en una experiencia enriquecedora.

La ‘arquitectura emocional’ ha llegado a España para quedarse e intentar mejorar el bienestar y la salud de las personas. Una tendencia que conjuga investigación científica y arquitectura y que espera convertirse en un referente en los diferentes niveles de la edificación de nuestro país en los próximos años.

Fuentes informativas: El País, Interempresas, La Vanguardia, Marcove, Comunicae, Blog de Stepien y Barno, Business Insider, Xakata Ciencia, y Fenwick Iribarren.

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Si te perdiste el III Congreso Edificios Inteligentes… ¡Te lo contamos!

Los pasados días 20 y 21 de junio se celebró, en el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM), el III Congreso Edificios Inteligentes, que reunió a más de 200 profesionales del sector, convocados por el Grupo Tecma Red, organizador del encuentro. El Congreso fue inaugurado por Francisco Javier Martín Ramiro, subdirector general de Arquitectura y Edificación del Ministerio de Fomento, Eloy Algorri, secretario general del Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España (CSCAE), y Carlos Lahoz, vicedecano del COAM, junto con Stefan Junestrand, director del Congreso.

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Asistentes al III Congreso de Edificios Inteligentes.

El variado programa estaba compuesto por un amplio abanico de 18 ponencias, seleccionadas de entre las cerca de 50 comunicaciones finales enviadas al Congreso, y 5 mesas redondas con las temáticas: “La implementación de la tecnología y su promoción en el sector inmobiliario”; “Arquitectura e ingeniería: diseñando el edificio inteligente”; “Interacción con las personas: la experiencia del usuario de la tecnología en los edificios”; “Ciberseguridad: riesgos y soluciones aplicables a los edificios inteligentes”, y “Smart City: el papel del edificio inteligente conectado”.

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Mesa redonda moderada por Inés Leal.

“En esta edición del Congreso se han reforzado dos tendencias clave, por un lado es notable que el edificio inteligente es cada vez un asunto multidisciplinar, que hay que tener presente en todo el ciclo de vida del edificio; y por otro, hay una creciente presencia de aspectos críticos para el futuro del sector, como la ciberseguridad, la inteligencia artificial, el machine learning, el Big Data, o el internet de las cosas (IoT)”, destacó Stefan Junestrand, director del Congreso de Edificios Inteligentes y director general de Grupo Tecma Red.

Este Congreso, que ya ha celebrado tres edidiones, se trata de un evento profesional multidisciplinar que reúne a todos los actores involucrados en el ciclo de vida de los edificios, desde el diseño y construcción, hasta la gestión y mantenimiento, destacando los perfiles de: arquitectos, ingenieros, integradores de sistemas, project managers, instaladores, promotores inmobiliarios, constructores, facility managers, fabricantes y administración pública. Los asistentes tuvieron además la posibilidad de conocer sistemas y soluciones para edificios inteligentes por parte de los patrocinadores del evento expuestos en el vestíbulo del Congreso.

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Un momento durante el ‘networking’.

Este encuentro se ha convertido en el foro de referencia profesional sobre los edificios inteligentes en España, y tiene el apoyo institucional del COAM; Ayuntamiento de Madrid, Ministerio de Economía, Industria y Competitividad; Ministerio de Fomento; y el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. El evento también cuenta con la colaboración de más de 50 organismos y asociaciones, entre los que se encuentra la Fundación Laboral de la Construcción.

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