El arquitecto chino Liu Jiakun ha sido reconocido con el Premio Pritzker de Arquitectura 2025, el galardón más prestigioso del sector, reconocido como el “Nóbel de la Arquitectura”. Su enfoque innovador y su compromiso con la comunidad han sido determinantes para recibir este reconocimiento, consolidándolo como una de las figuras más influyentes de la arquitectura contemporánea.
Jiakun centra su trabajo en el ser humano con el objetivo de mejorar su vida cotidiana. Fundador de Jiakun Architects, ha realizado más de 30 proyectos, todos ellos en su país, China, a lo largo de sus más de cuatro décadas de carrera.
Según el jurado del Pritzker, Liu sobresale por diseñar espacios que valoran la vida de los ciudadanos y ciudadanas, logrando que sus construcciones dialoguen con la historia y la cotidianidad sin recurrir a diseños impositivos. Su compromiso con la sostenibilidad se refleja en su uso innovador de materiales reciclados, evitando la gentrificación y preservando la identidad de los entornos urbanos.
La visión de Liu Jiakun, capturada en las palabras del jurado, lo describe como un arquitecto capaz de «imaginar y construir nuevos mundos».

La trayectoria de Liu Jiakun, el arquitecto de la vida cotidiana
Nacido en 1956 en Chengdu (República Popular China), pasó gran parte de su infancia en los pasillos del Segundo Hospital Popular de Chengdu, fundado como Hospital del Evangelio en 1892, donde su madre era internista. A los diecisiete años, Liu formaba parte del Zhiqing de China, o programa de “jóvenes educados” asignados a la agricultura campesina, hasta que lo aceptaron para asistir al Instituto de Arquitectura e Ingeniería de Chongqing (rebautizado como Universidad de Chongqing) en 1978.
Se graduó con una Licenciatura en Ingeniería en Arquitectura en 1982. Comenzó trabajando en el Instituto de Diseño Arquitectónico de Sichuan antes de fundar su propio estudio, Jiakun Architects, en 1999. Fue arquitecto de día, pero autor de noche, «profundamente absorto en la creación literaria».
Artífice de la transformación arquitectónica de China
Liu Jiakun ha desarrollado una obra coherente y de gran calidad, caracterizada por su capacidad de integrar la identidad local con soluciones innovadoras. A diferencia de otros arquitectos que se adhieren a un estilo específico, Liu ha perfeccionado una estrategia de diseño que responde a las particularidades de cada proyecto. Su arquitectura trasciende las categorías formales para abordar las necesidades humanas y urbanas desde un enfoque holístico, haciendo del entorno construido una herramienta para la cohesión social y la regeneración cultural.
Perteneciente al considerado grupo de la vanguardia arquitectónica china, con Dong Yugan, Liu Xiaodong o Wang Shu (ya premiado con el Pritzker en 2012), la trayectoria de Liu Jiakun abarca más de cuatro décadas, con más de treinta proyectos que van desde instituciones académicas y culturales hasta espacios cívicos, edificios comerciales y planificación urbana en toda China.
Uno de los rasgos más distintivos de su obra es su sensibilidad hacia el tejido urbano y la vida comunitaria. En una era en la que las ciudades tienden a segmentar funciones y aislar espacios, su trabajo plantea una integración armónica entre lo público y lo privado.
Entre sus principales proyectos se encuentran el Museo de Arte de Escultura de Piedra Luyeyuan (2002) en Chengdu, que entrelaza un jardín tradicional y el brutal edificio de la galería con paredes de hormigón; el Departamento de Escultura del Instituto de Bellas Artes de Sichuan (2004) en Chongqing, un edificio de color óxido, adaptado perfectamente a su entorno, cuyos niveles superiores están inclinados hacia fuera para garantizar la máxima luz y aire a los ocupantes académicos; el complejo comercial West Village (2015) en Chengdu, que abarca toda una manzana y cuenta con un campo de deportes comunitario en su centro; el Museo Imperial de ladrillos de Suzhou, (2016), un guiño moderno de tejado plano al material tradicional que expone; y la renovación de las Cuevas de Tianbao, (2021), en Luzhou, que recurre a la arquitectura tradicional china a base de pabellones para revelar y a la vez ocultar las nuevas estructuras que albergan a los visitantes de las mayores cuevas de almacenamiento de licor del mundo.
Sensibilidad y propósito
Liu Jiakun se convierte en el 54º premiado del Premio Pritzker y refuerza la presencia de China en el panorama de la arquitectura contemporánea. «En un mundo que tiende a crear interminables periferias aburridas, Liu ha encontrado la manera de construir lugares que son al mismo tiempo un edificio, una infraestructura, un paisaje y un espacio público» afirmó el presidente del jurado del Premio Pritzker de Arquitectura y galardonado en 2016, Alejandro Aravena, sobre el premiado. «Su obra puede ofrecer pistas impactantes sobre cómo afrontar los retos de la urbanización en una era de ciudades en rápido crecimiento».
El arquitecto recibirá el galardón en una ceremonia que tendrá lugar en Abu Dabi. Además, su legado será objeto de un panel de discusión y una conferencia abierta al público en mayo, eventos que permitirán profundizar en su filosofía de diseño y su impacto en la arquitectura global.
«La arquitectura debe revelar algo: debe abstraer, destilar y hacer visibles las cualidades inherentes de la gente local. Tiene el poder de moldear el comportamiento humano y crear atmósferas, ofreciendo una sensación de serenidad y poesía, evocando compasión y misericordia y cultivando un sentido de comunidad compartida», afirmó Liu en unas declaraciones difundidas por la Fundación Hyatt, la organización que concede el premio.
Este reconocimiento honra la carrera de un arquitecto excepcional y, al mismo tiempo, envía un poderoso mensaje sobre el verdadero propósito de la arquitectura: mejorar la calidad de vida, fortalecer los lazos comunitarios y dar voz a quienes habitan los espacios construidos.
Liu Jiakun nos recuerda que la arquitectura trasciende el arte de las formas y se convierte en una herramienta para la resiliencia y la esperanza.
Fuente: AD, NAN, Flat Magazine