Absorber o emitir calor en el interior en función de la temperatura exterior. Ese es el objetivo de los edificios ‘camaleón’, construcciones de colores que protegen tanto del calor como del frío. Utilizan un novedoso material, diseñado por los investigadores de la Escuela Pritzker de Ingeniería Molecular (PME) de la Universidad de Chicago, que permitirá ahorrar en electricidad y gas hasta un 10%, una tecnología que podría contribuir al desarrollo de un futuro más sostenible.

De sólido a líquido y de calor a frío. El comportamiento de estos edificios sería igual que el de una persona, pues “se agrega una capa cuando tienen frío y se quita otra cuando tienen calor”, explica Po-Chun Hsu, director de la investigación. El material que lo permite es electrocrómico (modifica su color en contacto con una corriente eléctrica), no inflamable y contiene una capa de poliuretano, una lámina de grafeno y una rejilla de oro. Con estos compuestos, el material cambia, las veces necesarias, entre dos estados: una solución líquida, que emite infrarrojos, o cobre sólido, que conserva el calor infrarrojo. En poco tiempo y con sólo una pequeña cantidad de electricidad se consigue que el cobre permanezca sólido y retenga el calor, o bien se mantenga acuoso para emitir los infrarrojos y, por tanto, el calor. Hasta que no llega una nueva corriente, el compuesto no cambia de estado.
En los días con mayor temperatura, el material emite hasta el 92% del calor infrarrojo que posee para enfriar el interior del edificio, mientras que los días más fríos puede emitir sólo un 7% de infrarrojo para mantener cálida la estancia. «Este tipo de material inteligente nos permite mantener la temperatura de un edificio sin utilizar grandes cantidades de energía. Una vez que cambia de estado, no necesita aplicar más energía para permanecer en cualquiera de los dos estados. Entonces, para los edificios en los que no es necesario cambiar entre sólido o líquido con mucha frecuencia, en realidad se utiliza una cantidad de electricidad muy insignificante», explica Po-Chun Hsu.
Casos reales
El equipo lideró varias pruebas en diversos edificios de 15 ciudades de Estados Unidos. Hasta hoy, las conclusiones a las que llegan se basan en que este material inteligente no requiere de mucha energía y resulta sostenible. Uno de los casos prácticos que exponen es que, en un edificio comercial, la electricidad empleada para producir cambios electrocrómicos en el revestimiento sería inferior al 0,2% de su uso total, pero su tecnología podría ahorrar hasta un 8,4% de los costes de calefacción, aire acondicionado y ventilación.
Fuente informativa: El Español