A principios de esta semana celebrábamos el Día Mundial del Hábitat, una fecha marcada el primer lunes de octubre por Naciones Unidas, para hacernos reflexionar sobre el estado de nuestros hábitats y sobre el derecho básico de todas las personas a tener una vivienda adecuada.
Este año, la cita mundial se ha centrado en la importancia de “Acelerar la acción urbana para un mundo libre de carbono”, ya que, según el órgano internacional, las ciudades son las responsables del 70 % de estas emisiones. Desde la Unión Europea (UE), también se ha tratado de dar respuesta a este problema, a través de políticas o estrategias comunitarias que aboguen por una Europa climáticamente neutra para 2050, en las que la construcción juega un papel fundamental.
Actualmente, la construcción representa más del 35 % del total de residuos de la UE. Por eso, desde Europa se pide al sector alargar la vida de los edificios, reducir la huella de carbono e incluir unos requisitos mínimos sobre los recursos y materiales que se emplean en las construcciones, además de fomentar la eficiencia energética. En este punto, la economía circular se ha postulado como una de las soluciones para aumentar el rendimiento y dar una segunda vida a los materiales.
Pasar de un modelo de economía lineal a uno circular supondría dar un salto hacia una industria más sostenible y cumplir con la transición verde. Sin embargo, redefinir el modelo actual y alejar la actividad económica del consumo de recursos finitos, mejorar la eliminación de residuos o apostar por el reciclaje, no es tarea fácil, ya que produce desajustes entre las necesidades del mercado laboral y la mano de obra.
¿Qué conlleva aplicar el modelo de economía circular en las obras?
Según la Fundación Ellen MacArthur, miembro fundador de la Plataforma para Acelerar la Economía Circular (PACE), el modelo de economía circular se fundamenta en tres principios:
- Eliminar los residuos y la contaminación desde la fase de diseño.
- Mantener los productos y materiales en uso, es decir, alargar su vida útil.
- Regenerar los sistemas naturales.
Apostar por la circularidad de los procesos de edificación se presenta como la opción más viable para alcanzar una economía neutra en carbono, sostenible, libre de tóxicos y que reduzca los Residuos de Construcción y Demolición (RCD), tal y como aprobó el Parlamento Europeo en febrero de 2021.
El sector de la construcción necesitará un millón más de trabajadores/as para 2025
En los últimos años, la construcción ha ido ganando peso en las economías mundiales, no solo por ser un sector clave en la renovación de las ciudades, sino por ser un sector con futuro al frente del mercado laboral. Se estima que para 2025, la industria necesitará un millón de nuevos trabajadores y entre las competencias más demandadas estará la de satisfacer las necesidades de edificios ecológicos (Cedefop, 2020). Por eso, promover la formación en eficiencia energética, energías renovables y sistemas de construcción sostenible se ha convertido en el presente del sector a nivel nacional e internacional.
Desde la Fundación Laboral se trabaja diariamente para acercar el sector a ese futuro ‘verde’, a través de los proyectos europeos en los que se busca capacitar a los trabajadores/as en competencias sostenibles, como es el caso de Construction Blueprint (Erasmus+), Construye 2020+ (Horizon 2020), RCdiGREEN (Interrreg Poctefa) o CDWaste-ManagementVET (Erasmus+), así como de Green Growth, una iniciativa cofinanciada por el programa Erasmus+ de la Comisión Europea, que promueve el desarrollo de competencias para hacer frente al desafío de la economía circular en la construcción.
Junto a otras seis instituciones de Alemania, Bélgica, Italia, Eslovenia y España, la Fundación trata de proporcionar herramientas de formación basadas en los principios de economía circular y sus aplicaciones prácticas en construcción para docentes y profesionales del sector, con el objetivo de dotarles de competencias que posibiliten su aplicación práctica y ayuden a consolidar estos principios en el funcionamiento y en la cultura organizativa de los centros de Formación.
Green Growth plantea la economía circular como una materia transversal
El proyecto aporta su granito de arena para hacer frente a la crisis medioambiental, ofreciendo una estrategia formativa que sitúe la economía circular como una materia transversal en el sector, y permitiendo que los/as trabajadores/as y las pymes trabajen basándose en criterios circulares de aprovechamiento de recursos y gestión eficiente o sostenible. Así, Green Growth busca responder a las demandas ecológicas de los edificios y a la nueva normativa sobre gestión de residuos y de emisiones.
Los pasados 30 de septiembre y 1 de octubre, el consorcio del proyecto se reunió en Eslovenia para presentar la nueva web de Green Growth y abordar los resultados de la iniciativa europea. Actualmente, el proyecto trabaja en el desarrollo de:
- Un Manual sobre «La economía circular en la práctica» para docentes de Formación Profesional (FP) de la construcción, en el que se incluye material pedagógico basado en casos reales.
- Un curso sobre las competencias en economía circular que deben poseer los docentes del sector para promoverla como una materia transversal.
- Una aplicación (app) sobre los principios circulares en las obras de rehabilitación dirigida a operarios/as y pymes.
- Una serie de recomendaciones dirigidas a los centros de Formación para que gestionen e incluyan la economía circular como una materia transversal en sus itinerarios formativos y en la propia gestión del centro.
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