Un total de 55 agentes sociales y empresariales firmaron hace una semana el Pacto por la Economía Circular, en un acto presidido por la ministra de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, y el comisario europeo de Medio Ambiente, Asuntos Marítimos y Pesca, Karmenu Vella.
Como ya hemos contado en anteriores post, la Comisión Europea promueve desde hace años la transición de Europa hacia este nuevo modelo de producción, que tiene como objetivo prolongar la vida útil de los materiales y los recursos tanto como sea posible, reduciendo al mínimo la generación de residuos.
En consonancia con el compromiso de Europa, la firma conjunta de este pacto, impulsado desde el Gobierno, pretende implicar a los principales agentes económicos y sociales del país en la transición a la Economía Circular. Esta iniciativa es considerada como “imprescindible para favorecer el cambio a un modelo de desarrollo que garantice un futuro sostenible”, explicó Tejerina.
Entre los agentes sociales y empresariales que han suscrito el pacto se encuentran: la Asociación Española de Cadenas de Supermercados, la Agrupación de Fabricantes de Cemento de España, la Agrupación Nacional de Reciclado de Vidrio, la Asociación de Empresas Constructoras y Concesionarias de infraestructuras, la Asociación de Empresas de Electrónica, Tecnologías de la Información, la Asociación de Empresas de Valorización Energética de Residuos Urbanos, la Asociación Española de la Industria Eléctrica, la Asociación Nacional de Empresas Públicas de Medio Ambiente, la Asociación Nacional Grandes de Empresas de Distribución, CCOO, la CEOE, las Cooperativas Agroalimentarias, Ecovidrio, la Federación de Áridos, la Federación Española de Asociaciones de Empresas de Valorización de Residuos de Construcción y Demolición, la Federación Española de Comerciantes de Electrodomésticos, y la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas, entre otros.
Los 10 puntos clave del Pacto por la Economía Circular:
1. Avanzar en la reducción del uso de recursos naturales no renovables, reutilizando en el ciclo de producción los materiales contenidos en los residuos, como materias primas secundarias, siempre y cuando quede garantizada la salud de las personas y la protección del medio ambiente.
2. Impulsar el análisis del ciclo de vida de los productos y la incorporación de criterios de ecodiseño, reduciendo la introducción de sustancias nocivas en su fabricación, facilitando la reparabilidad de los bienes producidos, prolongando su vida útil y posibilitando su valorización al final de ésta.
3. Favorecer la aplicación efectiva del principio de jerarquía de los residuos, promoviendo la prevención de su generación, fomentando la reutilización, fortaleciendo el reciclado y favoreciendo su trazabilidad.
4. Promover pautas que incrementen la innovación y la eficiencia global de los procesos productivos, mediante la adopción de medidas como la implantación de sistemas de gestión ambiental.
5. Promover formas innovadoras de consumo sostenible, que incluyan productos y servicios sostenibles, así como el uso de infraestructuras y servicios digitales
6. Promover un modelo de consumo responsable, basado en la transparencia de la información sobre las características de los bienes y servicios, su duración y eficiencia energética, mediante el empleo de medidas como el uso de la ecoetiqueta.
7. Facilitar y promover la creación de los cauces adecuados para facilitar el intercambio de información y la coordinación con las administraciones, la comunidad científica y tecnológica y los agentes económicos y sociales, de manera que se creen sinergias que favorezcan la transición.
8. Difundir la importancia de avanzar desde la economía lineal hacia una economía circular, fomentando la transparencia de los procesos, la concienciación y sensibilización de la ciudadanía.
9. Fomentar el uso de indicadores comunes, transparentes y accesibles que permitan conocer el grado de implantación de la economía circular.
10. Promover la incorporación de indicadores del impacto social y ambiental derivados del funcionamiento de las empresas, para poder evaluar más allá de los beneficios económicos que se generen en las mismas, como consecuencia de su compromiso con la economía circular.