El pasado 1 de abril nos dejaba el reconocido arquitecto español Antonio Lamela, a los 90 años de edad. Se le recuerda por ser innovador en sus proyectos, teniendo siempre presentes los últimos avances a la hora de trabajar. Llevaba alrededor de una década dedicado al estudio de las dos ciencias que él mismo desarrolló: el Geoísmo y el Cosmoísmo, una especie de urbanismo de conformidad planetaria con los que abordó temas como la sostenibilidad.
Este prestigioso arquitecto se caracterizó por su modernidad, su inconformismo y su disposición a encontrar nuevos problemas y nuevas soluciones en cada proyecto. Sus obras más conocidas están en Madrid, su ciudad natal. Entre las más destacadas se encuentran las Torres de Colón, la reforma y ampliación del Estadio Santiago Bernabéu y la Terminal T-4 del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas.
Desde pequeño, Lamela se sintió fascinado por las obras de gran magnitud y siempre tuvo claro que quería dedicarse a la arquitectura o la ingeniería. Siendo todavía estudiante, participó en el proceso inmobiliario de una promoción en la calle O’Donnell 33 (1955-1958), singular edificio situado en las cercanías del Parque del Retiro. De él cabe destacar que fue el primer bloque de viviendas en España que incorporó aire acondicionado central. Fue allí donde decidió instalar su estudio.
Lamela también proyectó numerosos edificios en la Costa del Sol y Mallorca, en la época del boom turístico. Asimismo, y junto a su socio José Meliá, desarrolló varios hoteles, como el Meliá Princesa (1963), frente al Palacio de Liria, en Madrid.
En la proyección de las famosas Torres de Colón (1967-1976), Lamela introdujo en España el concepto de arquitectura suspendida. De dos grandes pilares, uno por cada torre, se va construyendo de arriba hacia abajo, colgando las plantas. Esta moderna obra ganó el premio a la mejor construcción de 1975, en el Congreso Mundial de Arquitectura y Obra Pública de Nueva York.
El Estadio Santiago Bernabéu fue ampliado y reformado desde 1988 por Lamela, hasta conseguir la estética que tiene en la actualidad. Otra obra cumbre del arquitecto, de la mano de Richard Rogers, es la Terminal T-4 del Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas (2006). La obra está basada en tres ideas: las cubiertas onduladas, las columnas en pares, y una gama de colores del arco iris que va del azul oscuro al rojo, pasando por el amarillo.
Premio Nacional de Arquitectura 1998, Antonio Lamela era miembro de la Real Academia de Doctores de España de Arquitectura y de Bellas Artes. En 2005 recibió la Medalla de oro al Mérito en el Trabajo y en 2006 el Premio «Jaime I de Sostenibilidad».
A día de hoy, el Estudio Lamela está dirigido por su hijo Carlos, siendo una firma de arquitectura con gran reconocimiento internacional que el pasado mes de febrero inauguraba en Bruselas la Torre Astro, el edificio sostenible más alto de Europa.