El trayecto de 444 km que separa las dos ciudades santas del Islam en menos de tres horas gracias a línea de alta velocidad entre La Meca y Medina acaba de cumplir sus 1.000 primeros viajes.
Cuando ya han pasado nueve meses desde su inauguración, los trabajos de evaluación y mantenimiento están siendo muy complicados debido a las altas y cambiantes temperaturas, a la erosión de la arena del desierto, así como a la humedad del ambiente, ya que parte de la línea discurre cercana a la costa.
Para combatir este problema, las empresas ArcelorMittal y Copasa, junto a los centros tecnológicos Ceit-IK4 e Idonial, trabajan en un proyecto innovador denominado ‘Railsand’. Su objetivo es diseñar unos nuevos carriles y ruedas del tren para hacer frente a condiciones de abrasión extraordinarias. En palabras de Albi San Emeterio, investigador del Ceit-IK4: “El desgaste de los carriles de las líneas ferroviarias ubicadas en clima desértico se puede incrementar entre dos y cuatro veces debido a la presencia de arena; así, este proyecto permitirá reducir los costes de mantenimiento”.
A través de esta iniciativa financiada con Fondos Feder y auspiciada por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, se está trabajando en la composición química del acero y el desarrollo de tratamientos termomecánicos y térmicos para conseguir un nuevo tipo de carril endurecido, con una menor tasa de desgaste y más resistente a la corrosión. Asimismo, los ingenieros del proyecto están definiendo un proceso de reducción de la escoria de la fundición de hierro, con el fin de utilizarla como balasto en las vías.
Por otro lado, ‘Railsand’ permitirá crear un software para calcular el coste del ciclo de vida del carril, a partir de las características de la infraestructura y su optimización. Este software ofrecerá información para decidir las inversiones en el carril y el balasto, los procedimientos de mantenimiento en ambos y la operativa de la línea en cuanto se refiere a velocidad, tipo de vehículos, cantidad de arena, etc. “La aplicación considerará la vida remanente de la vía tras las operaciones de mantenimiento”, apunta San Emeterio.
En este proyecto de investigación, que se puso en marcha en julio del pasado año y está previsto que acabe en diciembre de 2020, trabaja un equipo compuesto por entre 15 y 20 personas de las empresas citadas.
Desde el centro tecnológico Ceit-IK4, perteneciente a la Universidad de Navarra, se trabaja actualmente en el diseño de los ensayos para caracterizar el desgaste del nuevo material de carril y en la definición de los requisitos de la aplicación software. Están llevando a cabo simulaciones ‘multibody’, que permitirán determinar las fuerzas de contacto en diferentes condiciones de circulación.
Los trabajos de los investigadores que participan en el proyecto Railsand no solo servirán para mejorar las labores de mantenimiento del AVE a la Meca, sino que sus conclusiones serán extrapoladas a otras líneas ferroviarias similares para construir el AVE del futuro.