La empresa valenciana Be More 3D fue la primera en construir una casa a través de la impresión 3D en España en 2018. Desde entonces, sus cuatro fundadores no han parado de trabajar para mejorar su primera patente, aumentar la velocidad de construcción y superar un nuevo reto: la construcción en altura.
Con su nuevo prototipo, se ha convertido en la primera compañía del mundo en diseñar un sistema de construcción, que será capaz de realizar construcciones multiplanta. Estiman que pasado el verano habrán finalizado las pruebas y estarán en disposición de levantar un edificio de cinco plantas (15 m de altura) impreso completamente en 3D.
3D: la construcción del futuro
Esta tecnología permite ahorrar costes, aumenta la sostenibilidad de la estructura y, además, reduce los tiempos. “Podemos imprimir una vivienda de 60 m2, en seis u ocho horas”, explicó Vicente Ramírez, CEO de Be More 3D, quien aseguró que, además, “puede suponer un ahorro del 35 % de los costes de ejecución de la estructura, frente a la construcción tradicional”.
Este tipo de construcción se postula como la opción idónea para edificar de forma rápida en situaciones de emergencia. La impresora 3D es capaz de dibujar rápidamente la estructura y los muros de carga, incluso las divisiones internas de la vivienda, los tabiques, levantando capa a capa el edificio “como si fuera una manga pastelera automática de hormigón”.
Por otro lado, los cuatro ingenieros valencianos defienden que la impresión 3D de edificios reduce los riesgos laborales, las emisiones de CO2 y la generación de residuos hasta en un 80 %. Además, “su versatilidad permite crear formas complejas y diseños arquitectónicos sofisticados. Encofrados curvos, muros, formas triangulares… Así como cambiar el diseño de la vivienda modificando solo el archivo de instrucción y en el momento de la construcción”.
Oportunidades laborales
Según explican desde Be More 3D, “al contrario de lo que se puede pensar, esta tecnología promueve el empleo, ya que, al reducir costes, se promueve la construcción de más viviendas para las que se siguen necesitando trabajadores: albañiles, electricistas, escayolistas… Nuestra máquina sólo hace la estructura, todo lo demás hay que revestirlo, instalarlo y rematarlo a mano”.
Aunque la impresión de hogares en 3D promete convertirse en un gran aliado para el sector, José Fernández, miembro del Gabinete Técnico del Consejo General de la Arquitectura Técnica (CGATE), advierte de que en lo que se refiere a la edificación de viviendas convencionales, existen algunas limitaciones: “Quedan todavía muchas dudas por resolver, siendo la primera y más compleja: que cumpla con las normativas edificatorias actuales, además de que su uso para edificios en altura es aún más complicado”.