¿Cómo se pueden reducir los accidentes laborales en la construcción? Consejos para crear una cultura preventiva

La construcción es el sector económico con el mayor índice de incidencia de accidentes laborales de España. A pesar del descenso de más del 38 % registrado en los últimos diez años, este indicador, que relaciona el número de accidentes con el número de trabajadores, sigue en este sector muy por encima de otros como el agrario o la industria.

Además, desde 2014 este valor ha vuelto a crecer. En el año 2017, el índice de incidencia se quedó en los 8.057 puntos para todos los grados de lesión, un 17,7 % más que en 2014. Por Comunidades Autónomas, destaca el índice registrado en Baleares, con 11.433, a gran distancia del resto de Comunidades. Por detrás encontramos a Melilla, con 9.385 y Andalucía, con 9.209, según el informe especializado del Observatorio de la Construcción.

Instrucciones preventivas dadas a una inspectora de trabajo durante una formación en el Centro de Badalona.

Instrucciones preventivas dadas a una inspectora de trabajo durante una formación impartida por la Fundación en el Centro de Badalona.

En los últimos años, desde el sector se han realizado importantes esfuerzos para mejorar las cifras de accidentabilidad. Sin duda, una de las grandes medidas es la implantación, de manera pionera, de la formación obligatoria por oficio a los trabajadores del Convenio General del Sector de la Construcción (CGSC). No hay que olvidar tampoco que las mejoras en la evolución de las cifras han sido impulsadas por la promulgación de la Ley de Subcontratación, la mayor concienciación de grandes promotores públicos y privados, la mejora de procesos y medios por parte de grandes y medianas empresas constructoras, el aumento de la presión por parte de la Inspección de Trabajo o la mayor experiencia de los técnicos de prevención de obras y coordinadores de seguridad y salud.

Para seguir mejorando los datos, reforzar estas acciones y crear una cultura preventiva real en el sector, aquí van una serie de consejos:

  • Integrar la prevención desde el proyecto. Es decir, conseguir que la PRL se integre en el diseño de un edificio y que esté presente en el futuro mantenimiento del mismo. Todo este proceso pasaría por la implicación de promotores, proyectistas o colegios profesionales. Además, la llegada de la construcción 4.0 a través del uso de la metodología BIM o de prefabricados pueden ayudar a conseguirlo. También hay que destacar la importancia de la planificación por parte de todos, sobre todo en las obras sin proyecto.
  • Fomentar la integración de la prevención en la planificación de la obra. Es decir, pensar cómo ejecutar los trabajos de manera segura, controlar los procesos y asegurarse de que todos los trabajadores conocen estos procedimientos.
Una de las citas de la campaña de "Seguridad + Cerca de la Escuela" en la Comunidad Valenciana.

Una de las citas de la campaña de «Seguridad + Cerca de la Escuela» realizada en la Comunidad Valenciana.

  • Mejorar la formación en seguridad y salud de todos los que forman parte de una obra. Para lograrlo, se podría aumentar dicha formación en los estudios universitarios del sector o en la formación dirigida a profesionalizar a los trabajadores. De este modo, se deberían aumentar las plazas formativas de FP y Certificados de Profesionalidad del sector, integrando producción y prevención en origen. El avance hacia una cultura preventiva eficaz parte de la concienciación a los más pequeños, sobre la importancia de la prevención en cualquier trabajo. Un ejemplo de esta medida está en la campaña ‘Seguridad más cerca de la escuela’ de la Fundación Laboral, en la que el pasado año participaron más de 4.400 niños y niñas de primaria. Asimismo, se debe apostar por una formación más práctica y periódica o por la sensibilización de trabajadores y empresarios, incluyendo nuevas herramientas como los ‘juegos serios’.
  • Divulgar las novedades técnicas. Administraciones públicas, servicios de prevención y la propia Fundación Laboral deben dar a conocer a los empresarios, o servicios de prevención las últimas máquinas y equipos de trabajo del mercado, para que puedan ser utilizadas a pie de obra de forma segura.
  • Ofrecer un mayor apoyo y concienciación a las pymes, para que puedan integrar la seguridad y la salud en sus procesos constructivos, ya sea a través de asesoramiento en seguridad y salud, visitas informativas a obras o jornadas de divulgación de novedades.

Además de la seguridad, se tendrá que hacer frente a los nuevos retos de la salud a los que se encamina la construcción: los riesgos ergonómicos (para evitar uno de los accidentes más habituales en el sector: el sobreesfuerzo) o higiénicos (enfermedades profesionales relacionadas con el trabajo con sílice cristalina, o consecuencia del polvo, ruido o vibraciones), así como los aspectos psicosociales (estrés).

* Echa un vistazo al informe «Accidentabilidad en la Construcción 2017», elaborado por el Observatorio Industrial de la Construcción.

Autor: David Sáez, director del Área de Seguridad y Salud de la Fundación Laboral de la Construcción.

 

 

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Tecnoestrés: ¿cómo afectan las nuevas tecnologías a nuestra salud?

La aparición de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) ha supuesto una revolución en nuestras vidas, no solo en el ámbito personal, sino también en el laboral, donde están cada día más presentes. Según la “Encuesta sobre el uso de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones y del comercio electrónico en las empresas” realizada por el INE, en el primer trimestre de 2018, el 99,22% de las empresas españolas con diez o más empleados disponía de conexión a internet y el 78,22% tenían conexión y página web. Sin embargo, a pesar de los beneficios que las nuevas tecnologías pueden ofrecer a trabajadores y empresas en su día a día, el excesivo o inadecuado uso de las TIC puede generar en las personas un estado de excitación o tensión que en el ámbito laboral se ha denominado “tecnoestrés”.

El tecnoestrés es un riesgo laboral psicosocial cuyos efectos negativos sobre la salud del trabajador se relacionan con, entre otros, sentimientos de fatiga mental, ansiedad, adicción o problemas de sueño. Los factores que influyen en la aparición de tecnoestrés están íntimamente relacionados con el esfuerzo de adaptación que los trabajadores tienen que realizar a los nuevos métodos de trabajo con herramientas tecnológicas, y al uso continuado, y a veces excesivo, de las TIC, dentro y fuera del trabajo.

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Imagen que ilustra uno de los carteles informativos del último proyecto de la Fundación Laboral sobre el ‘tecnoestrés’.

En este sentido, la Fundación Laboral de la Construcción ha puesto a disposición del sector un conjunto de recursos que desarrollan el concepto de ‘tecnoestrés’ en el sector de la construcción, los principales factores que lo causan, los daños que produce en la salud de los trabajadores, así como algunas medidas preventivas para minimizar sus efectos 

El principal objetivo de estos recursos, que incluyen un folleto, trípticos, carteles informativos y un vídeo, es ofrecer a empresarios, formadores, técnicos de prevención y trabajadores herramientas de aprendizaje y sensibilización sobre los riesgos laborales derivados de los trabajos en obras de construcción, con el fin de disminuir la siniestralidad laboral asociada a los mismos.

Recursos para trabajadores y empresas para minimizar sus efectos

Como resultado de esta iniciativa, la Fundación Laboral ha elaborado un folleto con el título de “Tecnoestrés en el sector de la construcción: concepto, consecuencias y medidas preventivas”, en el que se hace un análisis del uso de las TIC en el sector de la construcción, así como de los factores que influyen en la aparición del ‘tecnoestrés’ y sus consecuencias sobre el trabajador y la empresa.

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Portada del folleto informativo “Tecnoestrés en el sector de la construcción: concepto, consecuencias y medidas preventivas”.

Además, en él se ofrecen consejos para evitar que la introducción de las TIC suponga un riesgo laboral para los trabajadores. Se recomienda, entre otras medidas, que la empresa planifique la implantación de la tecnología en los procesos productivos o que proporcione al trabajador formación y apoyo en el proceso de cambio hacia el uso de las TIC. Asimismo, se aconseja al trabajador no abusar del uso de las TIC y separar el ámbito personal del laboral.

Por otro lado, se han editado seis carteles con los que se presenta, no solo el papel de las nuevas tecnologías en el ambiente de trabajo y su papel como nuevo riesgo laboral, sino que también se ofrecen consejos preventivos para evitar las consecuencias negativas del uso inadecuado o excesivo de las TIC.

Como complemento a estos recursos, se han elaborado seis trípticos informativos que recogen conceptos clave de esta patología, factores causantes, consecuencias y medidas preventivas. Por último, se ha elaborado un vídeo con los puntos clave en la gestión del ‘tecnoestrés’.

Estos recursos forman parte del proyecto “Riesgos emergentes consecuencia del uso de nuevas tecnologías en el sector de la construcción. Tecnoestrés (AS2018-0100)”, financiado por la Fundación Estatal para la Prevención de Riesgos Laborales F.S.P, en el marco de la convocatoria de acciones sectoriales 2018.

 * Puedes acceder a todos estos recursos en la página web de Línea Prevención.

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Llega la ‘neuroarquitectura’: la creación de nuevos espacios, al servicio de la felicidad y la motivación de las personas

La ciencia de la salud y de las emociones ha llegado a la arquitectura. Tal vez salud y arquitectura se han mantenido unidas desde siempre. ¿Puede un edificio hacernos más creativos, más productivos o más felices? No solo eso, la neurociencia se ha puesto las pilas en la investigación de la construcción y, a través de la neuroarquitectura o arquitectura emocional, nos explica cómo los espacios cerrados (donde pasamos más del 90% de nuestras vidas) juegan un papel vital en nuestra forma de ser.

La arquitectura emocional es una disciplina emergente que defiende que el entorno arquitectónico en el que nos movemos puede influir en nuestras emociones y procesos cerebrales. Es decir, que estudia cómo los edificios afectan a nuestro cerebro y a nuestro estado de ánimo.

Esta disciplina nace en 1998 de manos de los neurocientíficos Fred H. Cage y Peter Eriksson, defensores de la idea de que un entorno estimulantemente rico es capaz de generar nuevas neuronas. Según avanzaron sus investigaciones, los expertos llegaron a la conclusión de que los espacios provocan sensaciones, positivas o negativas, influyendo en determinados procesos cerebrales, como el estrés, la emoción o la memoria.

¿Puede un edificio hacernos más creativos, más productivos o más felices?

¿Puede un edificio hacernos más creativos, más productivos o más felices? Fuente: DoWe.

A raíz de estos estudios, nació la idea de que si los diseños arquitectónicos incorporan principios neurológicos, seguramente potenciarán la creatividad y el confort de quienes ocupen esos edificios. Sin ir más lejos, distintas investigaciones han demostrado que el entorno cambia la conducta de las personas y modifica el cerebro.

Las primeras aplicaciones de la neuroarquitectura se han dejado ver en el ámbito laboral, a través de los estudios en escuelas y oficinas de países de nuestro entorno. Como ejemplo, encontramos los experimentos de la profesora Joan Meyers-Levy apuntaron, a principios de los 2000, que los techos altos favorecen los pensamientos abstractos y creativos, mientras que los techos bajos ayudan a la concentración en detalles específicos.

En lo que respecta a la iluminación, un estudio demostró que las oficinas con vistas al exterior e iluminadas de forma adecuada o directamente con luz natural inciden positivamente en el bienestar físico y emocional de los trabajadores, que mejoran su productividad un 20% y su satisfacción un 26%. Una iluminación artificial deficiente propicia, en muchos casos, que el cerebro se esfuerce más en la realización de tareas, lo que influye negativamente en la productividad y rendimiento de las personas.

Esta nueva tendencia de construcción ya se está dejando ver en nuestro país. Destaca, en el ámbito laboral, el Edificio Cuzco IV, en el Paseo de la Castellana de Madrid. Un edificio construido bajo parámetros neuroarquitectónicos, no sólo en materia de luminosidad o gestión de espacios, sino también en lo que respecta a la temperatura, ventilación o decoración. Los edificios piensan y son capaces de leer las necesidades de los usuarios y de generar nuevas sensaciones.

Este impulso de la arquitectura emocional tiene su reflejo también en el desarrollo de iniciativas encaminadas a su implantación en empresas españolas. DoWe, por ejemplo, es una compañía especializada en la creación de espacios inspiradores y funcionales, todo ello para alcanzar unos objetivos palpables, como es el incremento de la productividad de los equipos. Entre sus casos de éxito, se encuentran marcas de todos los ámbitos, como Pharma Mar, SpotAHome, Deliveroo o Seat. ¿La clave? La elaboración de un proyecto a medida para el cliente, y una alta implicación de las empresas. Una de sus cofundadoras, Silvia Rivela, lo tiene claro: el secreto es conocer la empresa y elaborar un proyecto que se adapte a los procesos y emociones de los trabajadores, lo que ella llama «transformative design«.

Terraza de las oficinas de Citibox en Madrid, proyecto de DoWe. Fuente: DoWe

Terraza de las oficinas de Citibox en Madrid, proyecto de DoWe. Fuente: DoWe

En este sentido, la arquitectura emocional rompe con los principios del diseño tradicional: no se basa en inventar el espacio, sino en crearlo a partir de necesidades existentes. Esa fue la premisa con la que la consultora Gensler, una de las más importantes en el campo de la neuroarquitectura (con más de 50 años de experiencia) obtuvo uno de sus mayores logros: las nuevas oficinas de Etsy en Brooklyn. Con 20.000 metros cuadrados, el edificio ideado por Gensler ofrece un espacio adaptado al espíritu de la compañía y a las necesidades de los empleados de esta empresa de artículos artesanales. Al fin y al cabo, ese es el objetivo de la neuroarquitectura. «Cocrear el espacio a partir de una íntima colaboración con el cliente en los procesos», esa es la clave, según señala Rivela.

Esta misma filosofía reside en el núcleo del concepto «Blue Architecture«. A través de este término, creado por el estudio de arquitectura español de Fenwick Iribarren, el proyecto se enfoca en el dónde y para quién es diseñado el proyecto, promoviendo el bienestar de los usuarios a través del correcto diseño de la arquitectura. Asimismo, con esta idea se trata de crear una conciencia humana del espacio: se «racionaliza» la gestión de los espacios en las construcciones, «diseñando de acuerdo a la escala humana, creando ambientes y recorridos agradables».

En el mercado de la vivienda, España empieza a abrirse paso en el amplio mercado de casas felices y saludables. En Monforte del Cid (Alicante) se espera construir un complejo de 1.400 viviendas centrado en la salud, la calidad de vida y el bienestar de las personas. Para ello, un equipo de cientos de personas de todo el mundo (entre las que encontramos médicos, científicos o sociólogos), se esfuerza por crear un proyecto científico de arquitectura que tenga en cuenta la felicidad de sus residentes. Una obra que imita las condiciones de vida de las blue zones de todo el mundo, rincones del globo donde la gente vive más y es más feliz. En este proyecto tendrán un peso importante el fomento de las relaciones sociales o de la actividad física.

Oficinas de Citibox en Madrid. Fuente: DoWe

Oficinas de Citibox en Madrid. Fuente: DoWe

Otro proyecto en marcha en materia de neuroarquitectura es Espai Natura, una promoción de 16 viviendas de 140 metros cuadrados, ubicada en Sant Cugat del Vallès (Barcelona), construida bajo unos parámetros basados en la optimización de los niveles térmicos, bioeléctricos y lumínicos, en la mejora de la calidad del agua y el aire, así como en la minimización del impacto de los campos eléctricos y magnéticos.

La neuroarquitectura no se reduce a los elementos superficiales de un inmueble. Es una nueva concepción de la edificación, desde los primeros niveles de actuación en la obra, que afectan a la totalidad del proyecto. En este sentido, la arquitectura emocional se apoya en gran medida en la «metodología Lean», donde la gestión de procesos y personas se realiza de forma más ordenada y sostenible, de manera que todas las fases del proceso constructivo se integran y se convierten en una experiencia enriquecedora.

La ‘arquitectura emocional’ ha llegado a España para quedarse e intentar mejorar el bienestar y la salud de las personas. Una tendencia que conjuga investigación científica y arquitectura y que espera convertirse en un referente en los diferentes niveles de la edificación de nuestro país en los próximos años.

Fuentes informativas: El País, Interempresas, La Vanguardia, Marcove, Comunicae, Blog de Stepien y Barno, Business Insider, Xakata Ciencia, y Fenwick Iribarren.

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